El miedo, ese factor tan condicionante en nuestra vida...
¿Por qué puede resultar tan sumamente influenciable esa mirada quejumbrosa que el miedo nos lanza constantemente y en incontables ocasiones?
Imaginad. Estamos irradiando felicidad por cada poro de nuestra piel: hemos encontrado, o creemos haber encontrado, a esa persona que te llena en todos los sentidos, esa persona de la que cada día aprendes algo nuevo y te aporta bienestar. Pero te encuentras cara a cara con el miedo traicionero, ese "amigo" hipócrita que intenta desboronar todos tus ideales y todas tus ilusiones. La solución está más que clara: no te dejes embaucar. No podemos estar con esa persona tan especial y encontranos presionados por la agonía o el miedo a que nos haga daño, al compromiso o al fracaso, entre otros. De esta forma tan sólo conseguiremos alejar a la otra persona de nosotros, distanciarnos o incluso perderla… Tenemos que coger al toro por los cuernos, y mirar hacia delante sin vendas, arriesgarse… Sí, es verdad que podemos equivocarnos y acabar con una grave cornada en el costado, pero afortunadamente el ser humano posee la capacidad de rehabilitarse, de volver a levantarse, de volver a ser feliz. Además, si no nos arriesgamos nunca podrá ser lo que pudo haber sido, no sé si me explico con suficiente claridad y nitidez.
En el ámbito laboral ocurre exactamente lo mismo. Por pánico a hacer el ridículo, por miedo a no hacerlo lo suficientemente bien, perdemos oportunidades imperdonables.
No podemos tirar la toalla nunca.
El miedo y la inseguridad van agarradas de la mano, evidentemente son elementos totalmente diferentes, pero casualmente siempre van juntas. Cuando por ejemplo, tenemos miedo a exponer una campaña publicitaria delante de redactores de renombre, es porque estamos inseguros de nosotros mismos, de que nuestras ideas no parezcan suficientemente eficaces y buenas ante los ojos de dichas personas relevantes. ¿Y por qué no van a ser buenas? ¿Por qué lo piensen algunos individuos?
¿De verdad merece la pena estar siempre en el hastío de no saber disfrutar de lo que el presente nos ofrece?
Fabricar recuerdos cada día; jactarse del mundo; tumbarse en la arena de la playa, cerrar los ojos y sentirla cómo cae por entre tus pies; disfrutar de una sonrisa; enamorarse hasta que nos duela el aliento...
Pequeñas cosas, efímeros momentos… pero al fin y al cabo es con lo que te quedas…